La adquisición de maquinaria industrial implica consideraciones complejas que van más allá del aspecto productivo y económico, incluyendo la seguridad. En este contexto, el Marcado CE se erige como un elemento clave. Se tiende a creer que el Marcado CE garantiza el cumplimiento de normativas que aseguran la seguridad de la maquinaria, pero sin embargo lo su marcado presume conformidad que es muy distinto de garantizar.

El libre mercado europeo adopta un enfoque que permite poner productos a disposición de los compradores con requisitos mínimos de seguridad. Este sistema se basa en la autocertificación, donde los fabricantes declaran que sus productos cumplen con estándares específicos, como el Real Decreto 1644/2008, de 10 de octubre, por el que se establecen las normas para la comercialización y puesta en servicio de las máquinas. Sin embargo, este proceso no es tan simple. La evaluación de riesgos puede variar, lo que para algunos puede ser moderadamente peligroso, para otros puede representar un riesgo bajo. Esta variabilidad hace necesario un sistema de regulación que guíe a los fabricantes, importadores y suministradores.

El Marcado CE sí otorga presunción, que el equipo ha pasado por un proceso de autocertificación, pero como todo proceso humano, puede ser mejorable. Por lo tanto, los profesionales de la seguridad industrial deben abstenerse de considerar el Marcado CE como una garantía total de seguridad. Es crucial analizar dónde se instalará y cómo se utilizará el equipo, verificando que se cumplan los requisitos de ventilación, iluminación y otros aspectos relevantes. Además, puede ser necesario realizar evaluaciones adicionales para asegurar un uso adecuado del equipo, siguiendo las directrices establecidas por el Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo.

Adquirir una máquina nueva o de segunda mano no es una tarea trivial, como se ha expuesto podemos encontrarnos equipos que pese a su marcado CE presenten riesgos. Por ellos se recomienda seguir un proceso estructurado que incluya:

·  La definición de los usos requeridos, la investigación del mercado

·  La consulta de fuentes como la página de RAPEX Safety Gate 

Rapid Alert System for dangerous products – keeping consumers safe 

·   La búsqueda de asesoramiento de expertos en seguridad industrial

·   Comunicación con el fabricante sobre los usos adecuados y no contemplados.

Posteriormente, se debe evaluar el equipo ya instalado, considerando que cuantos más puntos del proceso se hayan seguido, mejor será el resultado de la evaluación del equipo. En última instancia, la seguridad industrial no solo depende del equipo en sí, sino también de su uso adecuado y de la vigilancia constante de su condición y funcionamiento.

En BIA acompañamos a clientes en el camino de la evaluación de máquinas-equipos para obtener certezas basadas en evaluaciones con criterios estandarizados, así como en el asesoramiento y acompañamiento industrial.